Las lesiones musculoesqueléticas no solo perjudican a las personas, interrumpen todas las actividades. Un trabajador con problemas de espalda en el almacén, un dolor en el hombro en la línea de alimentos o un operador con dolor de muñeca durante el montaje pueden provocar algo más grave que solo perder unos turnos. Estas lesiones enlentecen a los equipos, aumentan los costos y reducen la productividad silenciosamente.
Estas lesiones son más comunes de lo que se piensa. En industrias con alta exigencia física, los trastornos musculoesqueléticos (TME) siguen siendo una de las principales razones por las que los trabajadores faltan al trabajo. Sin embargo, tenemos buenas noticias: estas lesiones son prevenibles, siempre que cuente con el enfoque adecuado.
Este artículo analiza tres industrias donde más se presenta la tensión ergonómica: ;a automotriz, alimentaria y logística. Aprenderá dónde se ocultan estos riesgos, qué los causan y cómo los equipos de seguridad, que tienen la vista al futuro, los están abordando con herramientas diseñadas para un escalado efectivo.
No todos los trabajos físicos se ven igual, pero muchos de ellos provocan el mismo tipo de lesiones. Las posturas incómodas, los movimientos repetitivos, las cargas pesadas y las largas jornadas son comunes en los trabajos manuales. Al reunir estas condiciones, tenga por seguro que contará con un flujo constante de lesiones musculoesqueléticas.
Lo que hace que el riesgo ergonómico sea difícil de gestionar es la manera en que se desarrolla de una industria a otra. Las herramientas, las tareas y el ritmo de trabajo dan forma a dónde y cómo aparecen estos riesgos. Es por eso que las estrategias "unitalla" rara vez funcionan.
Para resolver el problema, necesitamos entender dónde se ubica, tanto en la línea, en el piso, y en la actividad en sí. Esto implica observar de cerca cómo el riesgo se presenta en entornos específicos.
Incluso con la maquinaria más avanzada, el ensamblaje de automóviles aún depende en gran medida de las personas. Y los trabajadores siguen lesionándose.
El ensamblaje, la inspección y la instalación de piezas suelen exigir posturas incómodas, alcanzar objetos por encima de los hombros, agacharse e inclinarse mientras trabaja en las líneas. Estas posturas tensan la columna vertebral, los hombros y el cuello. Además, con herramientas vibratorias, piezas pesadas y fatiga por las largas jornadas, el riesgo sigue en aumento.
Las evaluaciones ergonómicas en la fabricación automotriz nos muestran que muchas tareas superan los umbrales de movimiento y fuerza recomendados. No porque la automatización no pueda ayudar, sino porque algunas tareas son demasiado complejas, demasiado pequeñas o demasiado variables para automatizarlas de forma efectiva.
Riesgos ergonómicos comunes en trabajos automotrices:
La tensión adicional proviene de:
Muchas instalaciones recopilan datos ergonómicos, pero traducir esos datos en mejoras específicas sigue siendo un desafío. La clave es pasar del seguimiento de las lesiones a prevenirlas con información específica para cada tarea.
La industria alimentaria no siempre parece peligrosa, pero el riesgo ergonómico es bastante real. Los trabajadores de las líneas de producción o empaque llevan a cabo tareas rápidas y repetitivas en plazos ajustados. Picar, sellar, rebanar, rotar, cargar. Una y otra vez. Estudios muestran altas instancias de TME en este sector, especialmente relacionados con los hombros, cuello y muñecas.
Y además se suma el frío. Los trabajadores de alimentos suelen operar en ambientes refrigerados, reduciendo la flexibilidad muscular y aumentando la tensión. Todo esto sin contar las estaciones de trabajo y herramientas mal diseñadas, capacitación inconsistente, lo que probablemente provocará lesiones a largo plazo.
Principales factores de riesgo para las funciones de procesamiento de alimentos:
Otros riesgos pasados por alto:
Las barreras culturales y lingüísticas suelen empeorar las cosas. Los trabajadores pueden evitar hablar por miedo o incertidumbre, lo que retrasa la intervención y aumenta el tiempo de recuperación. La evaluación proactiva es clave, porque esperar un reporte de los mismos trabajadores significa que ya va dos pasos atrás.
El trabajo de almacén es de alto movimiento, alta frecuencia y, casi siempre, de alto riesgo. Las investigaciones sobre los centros de distribución minorista muestran que las tareas de manuales como la recolección de pedidos generan una carga excesiva en la columna vertebral. Los trabajadores se inclinan hacia adelante repetidamente, giran mientras levantan objetos pesados, o levantan los brazos por encima de la cabeza para alcanzar el material. Incluso cuando hay ayudas mecánicas disponibles, no siempre se usan correctamente, o en absoluto.
¿El verdadero problema? No es solo que los trabajadores hagan levantamientos pesados. Es que lo hacen decenas, incluso cientos, de veces por turno. Y cada vez que lo hacen mal, la tensión se acumula. Lo que comienza como una punzada se convierte en turnos perdidos, días de incapacidad, o peor aún, una lesión que le impedirá a alguien volver a la fuerza laboral para siempre.
Los movimientos comunes de alto riesgo en la logística incluyen:
Los operadores de montacargas enfrentan una tensión adicional por:
La alta rotación de personal incluso lo empeora. Los recién contratados suelen desconocer las técnicas adecuadas, y contratar personal de temporada implica una capacitación apresurada u olvidada. Pequeños cambios operativos, como una mejor colocación de estantes, rotación de tareas y zonas de selección más claras, pueden marcar una gran diferencia. Pero primero, se necesitan detectar las tareas que están creando más estrés físico.
Si usted está encargado de la seguridad dentro de la industria automotriz, de alimentación o de logística, ahora sabe dónde puede encontrar estos riesgos. Lo más difícil es adelantarse a las lesiones, sin retrasar sus plazos cosas ni disminuyendo la cantidad de personal en su equipo. Aquí es donde entra TuMeke.
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